COMENTARIO DE ANDREINA BENITEZ Nueva edición de «Tardes Merlinas»

Como siempre que hay obras invitadas previas a las que tienen mayor trayectoria. La experiencia que se va forjando en el campo de la actuación también implica observar a quienes tienen más formación. Así se integran quienes están circulando por el mundo profesional de la actividad teatral y quienes recién esta recorriendo sus primeros pasos. En este caso fue el taller infantil del profesor Diego Gatto, quienes representaron con enorme gracia y espontaneidad una versión de “Robin Hood”, pasándola muy bien y exponiéndose . Un grupo de 10 niños, aproximadamente entre 7 y 10 años actuando desde una edad tan temprana, sin duda es enriquecedor como actividad colectiva, para adaptar el cuerpo al servicio de la expresión y probándose a sí mismos en situaciones diferentes. Un rato más tarde comenzó la obra del Grupo Pierrot Teatro de la Plata, un increíble y numeroso equipo de trabajo, cuyos frutos pueden disfrutarse en escena.
“FARENHEIT la otra historia”, con la dirección de Diego Biancotto y la presencia sobre el escenario de Mauricio Rodriguez, un actor que explora el lenguaje clownesco, hace referencia al libro, como se lo retrata en la obra literaria de ciencia ficción: como una puerta al auto-reconocimiento de la capacidad creadora que tenemos los lectores. Esta, es potencialmente peligrosa para los regímenes estatales abusivos. El libro como memoria escrita de lo que anteriormente fue oralidad pura, la mente del escritor perdura, las ideas resisten para trascender el tiempo y espacio. Las palabras superan a los individuos, a los colectivos, al mismo lenguaje hablado, ya que también puede convertirse en imagen.
Aquí no pude de dejar de sentir que el espectáculo me remite al origen del cine. Luego de disfrutar dos veces esta puesta tan innovadora por interactuar con escenarios y personajes proyectados, desde su título ciencia ficción donde cobran vida personajes y paisajes literarios con ingeniosos artilugios pensados con una mente técnica que juega con la luz del proyector, con los objetos que se interponen frente a ella y el ojo del público.
Del siglo pasado, Ray Bradbury, escritor de una de las distopías más consagradas,en la literatura y en la pantalla del cine. Así como el origen del cine, de la mano de Melies permitió que la técnica del teatro admitiera con sus recursos analógicos inmortalizar en la cinta fílmica la fantasía. En esta obra la precisión técnica, del cine le aporta al lenguaje del teatro, exactamente lo inverso, pero el resultado es muy similar y la espontaneidad irrumpe con gracia contrarrestando la precisión de la técnica.
Otra de las cuestiones que me remitieron a los orígenes del cine, fue la de realizar un discurso audiovisual, citando clásicas obras de la literatura con aventuras Vernianas (con exploradores, aventureros y perseguidos)desplegando sucesos fantásticos cuyas intrigas pasean al público por la historia de la literatura occidental acercando lector y literatura, con otros recursos. La imagen de mundos imaginarios puestos en escena es un catálogo increíble para nutrir a los niños de “mundo literario”. Si se la alimenta, la imaginación no muere nunca.